24 ene 2011

VIH Sida - Panamá - Prevención para personas de la tercera edad.






Panamá.
Artículo de Laura Molina
23/01/2011

ANCIANOS CON VIH.

El VIH/sida es desconocido por buena parte de la población mayor de 60 años. Nadie se tomó la molestia de decirles a estas personas qué es y cómo se evita esta enfermedad que ya afecta a millones.


Entre los jóvenes y adultos la palabra sida suena a enfermedad de transmisión sexual, a tabú y a muerte. Los nombres preservativo o condón también son comunes en su vocabulario y en general conocen un poco más de la prevención de las infecciones sexuales, pero ¿qué pasa con las personas que nacieron hace 50, 60 o 70 años? ¿Cuánto saben? ¿Cuánto les afecta esta enfermedad?

La publicidad y las campañas de prevención impulsadas por los organismos de salud han sido dirigidas con especial atención a los adolescentes, los adultos jóvenes y las mujeres embarazadas. Basta observar cualquier anuncio en la calle o una muestra de material educativo para confirmar que lo que menos se ve son imágenes de personas con arrugas y canas. La tercera edad no ha sido incluida en las campañas de prevención y educación.

Con esa afirmación coinciden el doctor Rolando Cedillos, jefe de infectología del Hospital Rosales, y Rocío Costte, psicóloga del Programa de VIH/Sida del Ministerio de Salud. El doctor Cedillos los llama “los olvidados”, porque en efecto, no se han dedicado esfuerzos para educarlos en cuanto a la prevención de esta enfermedad de transmisión sexual.

Costte, por su parte, admite que las campañas de prevención no han incluido a la tercera edad y por eso en los nuevos materiales que se editarán este año se ha agregado a esa parte de la población hasta ahora ignorada.

Olvidar a las personas de la tercera edad no solo ha ocurrido en El Salvador. El doctor Cedillos apunta que en otros países, como Estados Unidos, se han realizado estudios que comprueban el desconocimiento de las personas mayores sobre el tema del VIH; lo conocen mucho menos que los adolescentes.

En El Salvador, la realidad se refleja en situaciones como que en el servicio de infectología del Hospital Rosales los hospitalizados en fase sida sean en su mayoría personas que sobrepasan los 50 años de edad. El año pasado, para muestra, por 13 hospitalizados por esta enfermedad en ese lugar, solo hubo un menor de 18 años.

La epidemia no ha perdonado edades y mientras se disminuyen los casos de VIH en niños por transmisión de su madre debido a las campañas de información y prevención, los casos del virus en ancianos van haciéndose cada vez más evidentes.

¿Por qué? El Virus de Inmunodeficiencia Humana, conocido como VIH, es una enfermedad joven. El primer caso documentado en El Salvador es de 1984 y para ese entonces las personas consideradas hoy de la tercera edad tenían alrededor de 30 o 40 años, es decir, por lo menos contaban unos 10 o 20 años de haber iniciado su sexualidad.

Antes de la epidemia del sida los hombres y las mujeres activos sexualmente corrían el riesgo de adquirir enfermedades curables como sífilis, papilomas o gonorrea, que se trataban con fármacos relativamente accesibles. Se adquiría la infección, se trataba y el asunto estaba olvidado. Así crecieron y se multiplicaron esas generaciones.

El uso del condón no era una cosa común porque su promoción empezó a masificarse solo hasta que se observó que podía disminuir el riesgo de infección de ese nuevo virus de transmisión sexual. Las personas que crecieron y desarrollaron su sexualidad en los sesenta o setenta del siglo pasado no supieron de esto.

Sumado a esto, llegada la tercera edad, la sociedad asume que la sexualidad se acabó. Los ancianos se consideran de algún modo asexuales y nadie imagina que sigan teniendo relaciones sexuales, que sientan deseos de ejecutar el coito. Así las cosas nadie ha considerado hablar con ellos sobre los cambios ocurridos desde su juventud hasta ahora en materia de salud sexual y reproductiva.

No obstante, las personas mayores sí mantienen relaciones sexuales y casi nunca forzadas, como puede testimoniar el doctor Cedillos luego de ver pasar tantos casos. Para él la vulnerabilidad emocional en la tercera edad muchas veces causada por el abandono y la soledad hace que las personas mayores se involucren sexualmente y a veces con individuos más jóvenes.

Costte, por su parte, asegura que un aspecto que también ha influido a que más personas mayores se infecten de VIH es el acceso a medicamentos que estimulan la erección y que facilitan la relación sexual de hombres mayores con mujeres que no sean su pareja. Con todo, no pondrían en riesgo su salud al tener encuentros sexuales si tuvieran más información sobre la prevención del VIH y otras infecciones sexuales. Ellos, que son más vulnerables a la marginalidad y que llegan más rápido a la fase sida, deberían estar mejor informados, concluye el doctor Cedillos.

Si te interesa el tema busca en este mismo blog el artículo: Otro problema, la vejez.

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