21 nov 2009

VIH Sida - Una seropositiva estudiará Medicina.


Foto: Gladys Peña directora de la sede Verónica de Eudes

Fuente: eltiempo.com / Colombia / Bogotá

Jénifer: una bachiller que a pesar de ser VIH positiva, estudiará Medicina.

Jénifer Paola Hernández, de 17 años, nació con VIH.

"¡Sí, pasé!", gritó. Alzó los brazos y sacó pecho.

Jénifer Paola Hernández no podía ser más feliz. Estaba viendo los resultados de admisión de la Universidad de la Sabana.

La joven, de 17 años, será médica y se especializará en infectología pediátrica. Fue la carrera que escogió desde que comprendió lo que la vida le había puesto al frente: tiene VIH. Nació con el virus.

Por ahora, anda corriendo con el fin de año en el colegio Domingo Faustino Sarmiento y se graduará el 10 de diciembre. "Creo que soy de las primeras de la generación que nació con VIH que llega a este punto", afirma, mientras se mueve por la casa de los niños de la fundación Eudes, donde vive desde los 2 años.

Es pilosa y sabe de todo un poco. No se vara en ninguna conversación, menos si el tema es el VIH. "Tengo la enfermedad como dormida y se debe a que me tomo los medicamentos con juicio. He asumido la vida así, porque quiero vivir y porque no conozco una diferente", agrega.

Tampoco se acuerda de su mamá, que se murió de sida cuando ella tenía casi 2 años. "Cero recuerdos". Le ha tocado imaginársela, porque no tiene ni siquiera una foto.

Pero una amiga de su mamá, que fue con quien vivió antes de llegar a la fundación, le dice que son muy parecidas y eso la enorgullece.

Sueña con tener una familia. "Sé que puedo tener hijos. Para lo único que estoy imposibilitada es para amamantarlos", comenta.

Buena lectora y aficionada a tejer (punto de cruz, especialmente), que aprendió gracias a mamá Gladys, directora de la casa desde hace 15 años y de otras voluntarias, Jénifer afirma que no se siente estigmatizada. "Soy normal, sólo que tengo que cuidarme más".

La futura doctora, a la que le gusta vestirse de forma coqueta, sigue feliz por graduarse de bachiller. "Mi primer gran paso en la vida. ¿Quién dijo que nosotros no lo podíamos dar?", dice.

En el país, se han dado 64.729 casos registrados. Según datos del Ministerio de Protección Social, desde los años 80, cuando se descubrió el VIH sida, en el país se han registrado oficialmente 64.729 casos. En el 2008, se reportaron 4.250 casos.

De todos los casos reportados, de 26.313 de ellos se desconoce el motivo de la transmisión.

En los 38.416 restantes se pudo identificar que el 96 por ciento fue por vía sexual (el 62 por ciento de estas personas eran heterosexuales; el resto, homosexuales o bisexuales).

De las 131.273 embarazadas que el año pasado se sometieron al examen del sida en el país, 266 dieron positivo al VIH. Se tiene información que cuatro nacidos vivos fueron positivos.

'Mamá Gladys', el ángel de la guarda de más de 100 niños

Jénifer Paola y Gladys Peña Sierra son las 'veteranas' de la Casa Verónica de la fundación Eudes, en el barrio La Patria, occidente de Bogotá.

"Llegamos casi al tiempo", cuenta mamá Gladys, como le dicen todos. Y ambas han sentido el dolor de quienes se han ido (por voluntad propia o porque han muerto). En total, ha tenido unos 100 niños bajo su cuidado en los últimos años.

Llegó al lugar porque es amiga del padre Bernardo Vergara, director de Eudes y porque hace 15 años, cuando había tanto desconocimiento sobre la enfermedad, empezó a aprender sobre ella. "Eran las épocas en las que se decía que uno no podía ni abrazar ni acercarse a los enfermos porque se contagiaba", comenta. Hoy, aunque la enfermedad no ha sido superada, todos sus "niños" tienen una vida casi normal, "salvo por los medicamentos y los cuidados".

Sin embargo, a Gladys y a Jénifer les tocaron los años en los que muchos vecinos se quejaban de la actividad de la casa y argumentaban que las personas que iban estaban dañando el barrio. "Los tenderos nos cerraban sus locales cuando veían llegar a alguien de la casa, no nos vendían nada", agrega. Sacar la basura era otro problema. La gente se cambiaba de calle para no pasar cerca, por temor a contagiarse.

Hoy, Gladys y Jénifer se ríen de esos días. "Ahora las cosas son diferentes, apoyamos a la comunidad en lo que necesite".

Ya no es la vecina rara que atiende a los niños enfermos -y también raros-. Esta mujer, que estudió preescolar, ha aprendido tanto de estos menores, que incluso somatizó por unos meses el VIH, porque en una de las pruebas que le estaban haciendo a uno de los niños, la enfermera que le sacaba sangre al menor hizo un mal movimiento y la aguja fue a dar al brazo de Gladys.

"Se me inflamaron los ganglios, sudaba de noche, no podía dormir, los síntomas del virus", cuenta. Cuando el examen salió negativo, tres meses después, mamá Gladys supo que estaba bien. "Pero ya me había puesto en los zapatos de quienes tienen la enfermedad y eso me terminó de unir a ellos, yo creo que para siempre".

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