1 ago 2013

VIH Sida Cuídate en Positivo - La ADEV alerta ante el incremento de la enfermedades venéreas.



XLI Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología (ADEV).

En los últimos años se ha producido un aumento del 16 por ciento. Se considera que muchas patologías están infradiagnosticadas.

DMedicina - Enfermedades Infecciosas.
Enrique Mezquita. Valencia | dmredaccion@diariomedico.com   |  10/06/2013

Las enfermedades venéreas son un problema en aumento, según ha puesto de manifiesto José Carlos Moreno Giménez, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), que está celebrando su XLI Congreso Nacional en Valencia, y jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Reina Sofía, de Córdoba. A su juicio, "estas enfermedades están aumentando y alcanzando cifras importantes. Los últimos datos apuntan a un crecimiento del 16 por ciento en los últimos años y se calcula que entre 6 y 7 de cada 100.000 habitantes padecerá una sífilis y alrededor de 4 de cada 100.000 habitantes, una gonococia". Ello incluso a pesar de que según los especialistas se trata de patologías infradiagnosticadas.

La profilaxis es la clave.
Hay otras patologías venéreas, como los condilomas o herpes, de las que se desconoce su incidencia porque no son de declaración obligatoria. Entre las causas que explican esta situación, Moreno señala especialmente "el miedo a contraer estas enfermedades y, en especial, el sida, que ha pasado de mortal a crónica". Además, también influye "el fenómeno de la inmigración, en especial personas que vienen a buscar trabajo, no lo encuentran y caen en la prostitución, la promiscuidad, sobre todo en el colectivo homosexual y la falta de utilización de protectores y profilácticos". Moreno también expuso las novedades en el manejo de la toxina botulínica, recalcando que son más importantes las de carácter médico que estético.

Crear resistencias.

A modo de ejemplo, señaló su uso en el aumento de sudoración o sobre las glándulas sebáceas, remarcando que el sudor no es una cuestión cosmética, sino que tiene un componente psicológico muy importante. "Se trata de soluciones temporales (entre cinco y seis meses de vigencia) y corremos el riesgo de que anticuerpos actúen contra la toxina y nos hagamos resistentes a su efecto, aunque, por fortuna, siempre salen nuevas composiciones".

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