El patito feo
Denostar y ridiculizar al diferente.
Encontré la viñeta que ilustra esta reflexión entre las imágenes que un amigo (Jordi Aumedes) guarda en una carpeta de Facebook. La relacioné con la época en que, por tener una forma distinta de amar, nos quemaban en hogueras. No me resultó dificil unir esa circunstacia a la necesidad que tiene todo gay seropositivo, en una sociedad en la que permanecen evidentes rasgos de homofobia, de intentar no ser estigmatizado desde la ignorancia. Opté entonces por utilizar este "cochino cuento" para acercarme a un tema doloroso con un punto de frivolidad que permitiese ver rápidamente lo ridículo que resulta.
El miedo al "otro".
Cristianos, moros, judios, brujas, homosexuales, negros...
Asesinos de niños.
Podemos perdonar pero no debemos olvidar.
La expresión del miedo social no tiene una causa que pueda ser bien explicada. El miedo a lo diferente está tan arraigado que podría llegar a ser definido como una constante universal. La persecución de los primeros cristianos -cuando aún eran poco más que una secta- acusandolos de practicar ceremonias secretas en las que asesinaban niños, es un buen ejemplo.
La persecución y expulsión de los moriscos y judíos en última instancia responde al mito de la pureza de sangre de los cristianos viejos. Moros y judíos también son acusados de practicar ceremoniales en los que se matan niños. Otros destinatarios de los miedos populares, todos ellos acusados de matar o dañar a los niños fueron las mujeres viejas (brujas) los homosexuales y todo tipo de extranjeros, cuanto más exóticos mejor. El victimismo y la sensación de asedio son características del miedo social. Es una constante en los estallidos sociales que la mayoría elija a los más debiles como objetivo de sus ataques.
Vox populi, vox Dei. (La voz del pueblo, es la voz de Dios).
Tras esta frase explotada hasta la saciedad por los creadores de opinión, paganos o cristianos, se embosca una masa dominada por el miedo, el odio y la envidia, que descarga su ira, no contra quienes detentan riquezas o poder, como responsables de sus desgracias sino hacia aquellos que destacan por alguna cualidad sobresaliente.
Grabado de 1843 que representa la muerte en la hoguera en 1482 de dos sodomitas.
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