Artículo de DANIEL AYLLÓN
Madrid - 22/11/2011
Fuente: Público.es
La llegada de los tratamientos al Tercer Mundo frena
la pandemia y alarga la esperanza de vida.
Las infecciones por sida alcanzaron en 2010 un máximo histórico: 34
millones de personas viven en el mundo con el virus en el cuerpo. Sin embargo,
la medicina mundial está de enhorabuena. Los expertos (desde Naciones Unidas
hasta las ONG o las universidades) celebran de forma unánime la evolución que
ha tenido el combate contra la pandemia desde mediados de la década de 2000:
las muertes ya no sólo se han reducido en el primer mundo, sino que el
alargamiento de la esperanza de vida de los enfermos se ha extendido también en
los países más pobres. En seis años, las muertes totales han caído un 18%.
El número total de defunciones por el desarrollo del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH) se redujo desde mediados de la década de 2000
cuando se alcanzó el máximo histórico, con 2,2 millones de fallecidos en apenas
un año a 1,8 en 2010.
El cóctel de medicamentos es cada vez más reducido, su efectividad
mayor y llega a más afectados. El año 2010 cambió, según el director del
programa de Naciones Unidas Onusida, Michel Sidibe, el panorama mundial de la
lucha contra el sida. "Nunca hemos tenido un año en el que haya habido
tanta ciencia y tanto liderazgo, y en el que se haya obtenido unos resultados
similares", declaró Sidibe a Reuters. "En sólo un año, hemos incorporado
a 1,4 millones de personas al tratamiento", añadió el portavoz de la
campaña contra la pobreza ONE, Adrian Lovett.
"El punto crucial para nosotros es el número de nuevas
infecciones, ahí es donde ganas contra la epidemia", señaló Sidibe. En
2010, se produjeron 2,7 millones de infecciones en todo el mundo en 2010.
El epicentro
africano.
La ONU calcula que desde 1995 se han
evitado 2,5 millones de contagios.
África subsahariana es la región del mundo en la que más personas
viven infectadas: 22,9 millones, el 67,4% del total mundial. En los townshipde Johannesburgo (Suráfrica)
o los suburbios de la megalópolis de Lagos (Nigeria) es difícil encontrar a
alguien que no tenga un conocido o familiar con sida. Y es en estas áreas donde
las organizaciones médicas han puesto el foco de su trabajo. Hace cinco años,
apenas el 5% de los afectados en África subsahariana tenía acceso a los
tratamientos (en los países en vías de desarrollo, prácticamente nadie). Ahora,
la media está entre el 30% y el 40%.
Naciones Unidas calcula que, desde 1995, las políticas de prevención
en países en desarrollo han evitado el contagio del virus a 2,5 millones de
personas, por la extensión de los antirretrovirales, principalmente. En los dos
últimos años, el incremento de personas que reciben tratamiento ha sido muy
alto.
Y todo ello a pesar de discursos como los de Benedicto XVI, que en sus
dos viajes a África (en 2009 y la semana pasada) ha hecho campaña en contra de
la utilización de los profilácticos para evitar nuevos contagios. El sábado
pasado, en el II Sínodo de Obispos para África que se celebró en Benin,
Ratzinger calificó el sida de "problema ético" y reiteró que los
preservativos "aumentan el problema". Su receta tiene tres
ingredientes y reniega del resto de alternativas: abstinencia sexual, rechazo
de la promiscuidad y fidelidad en el matrimonio.
"Hace declaraciones como si viviéramos en el cielo, pero estamos
en la tierra. Están alejadas de la realidad. Las relaciones no siempre se
mantienen con la pareja o con personas no infectadas", señala el jefe del
Servicio de Infecciones y Sida del Hospital Clínico de Barcelona, Josep Maria
Gatell. "Si no tienes relaciones sexuales, no hace falta que utilices
preservativo", pero fuera de las fronteras del Vaticano "hay que
utilizar medidas de protección y el preservativo es una de las que mejor
funciona", añade.
Marcar en rojo.
A pesar de los altos índices de África, Gatell marca en rojo otras dos
áreas: el sureste asiático, y Europa del este y Asia central. "India y
China, sin llegar al número de pacientes de África, tienen índices muy altos.
En algunos países de Europa del este y Rusia también es dramático, aunque en
estos se debe más a que los drogodependientes comparten jeringillas",
señala Gatell.
Aunque el porcentaje de infectados no aumentó en la década de 2000 en
el sureste asiático (en 2010 fue del 0,3%, al igual que en 2001), sí que lo
hizo el total de personas afectadas hasta alcanzar los cuatro millones (200.000
más). En Europa del Este y Asia central, el aumento fue más alarmante, al pasar
de 410.000 a 1.500.000 en apenas una década. El porcentaje de población
infectada se triplicó, hasta el 0,9%.
Además de la extensión del uso del preservativo, hay otras medidas
preventivas que han permitido reducir los contagios. Los cuidados, por ejemplo:
un paciente que recibe tratamiento es más complicado que lo transmita en caso
de realizar una práctica de riesgo porque el virus que porta queda reducido a
niveles muy bajos.
"Incluso en estos tiempos de crisis de las finanzas públicas e
incertidumbre sobre financiación, estamos llegando a tener resultados. Estamos
viendo más países que nunca alcanzar una reducción significativa en las nuevas
infecciones y estabilizando sus epidemias", destacó el director de
Onusida.
En 2010 murieron 1,8 millones de personas por el desarrollo del VIH.
Desde el comienzo de la pandemia en la década de 1980, más de 60
millones de personas han sido infectadas con el virus que causa el sida y,
aunque puede ser controlado durante muchos años con el cóctel de fármacos,
todavía no existe una cura definitiva.
Tareas pendientes
en España.
En España, donde hay pocas muertes por sida, Gatell señala una tarea
pendiente: se tendría que detectar el virus antes de que alcance fases
avanzadas porque hay mecanismos, pero, en la práctica, un 20%-30% de los
infectados que llegan al hospital ya ha desarrollado la enfermedad.
La profesora del Departamento de Psicología Social de la Universidad
Autónoma de Madrid Flor Sánchez recuerda que 3.000 personas se siguen
infectando cada año en España.
"Hay un porcentaje alto de personas que están infectadas y no lo
saben", asegura Sánchez, que calcula que entre el 25% y el 30% de las
cerca de 150.000 personas seropositivas que hay en el país lo desconoce. Y
difunden la infección.
La expansión de la enfermedad en España se produce, principalmente,
por dos motivos, según la profesora. Además del desconocimiento de las vías de
transmisión, el aumento de las infecciones está espoleado por otro factor:
"El miedo a la discriminación y el rechazo hacen que muchas personas
eviten hacerse las pruebas médicas".
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