Barcelona y las playas nudistas.
Desde Sant Sebastiá hasta la de Llevant existen 4,2 kilómetros lineales de litoral que son playas. A unos 20 minutos andando desde la estación de metro Poblenou se llega hasta la Playa de la Mar Bella. Es la única playa en la que se permite el nudismo, no obstante se le ha creado una duna artificial para que no pueda verse desde el paseo marítimo. Toda una delicadeza por parte de las autoridades municipales, eso no impide que muchas personas que no son nudistas la frecuenten. De hecho, la ley española dice que se permite estar desnudo en cualquier lugar, siempre y cuando, con su conducta, no cause perturbaciones. Esta ley ha sido contrarrestada por el ayuntamiento, mediante ordenanzas municipales. Por tanto puede decirse que no existen playas nudistas oficiales en España y menos en Cataluña, solamente están las playas donde las personas extraoficialmente pueden ser nudistas.
La de Sant Sebastiá es la única de ellas en que consuetudinariamente conviven nudistas y no nudistas sin ningún impedimento. Fue la primera y ahora es el último reducto de naturistas y algunos miembros de la comunidad LGBT que comparten su desnudo con una muy heterogénea concurrencia sin que nadie se rasgue las vestiduras, me refiero a quienes las lleven puestas.
Distinto es el caso de un club de natación de prestigiosa raigambre en la sociedad catalana por el que, según tengo entendido, llegó ha modificarse la ley de costas que arguye que los niños se escandalizan ante semejante espectáculo. Será necesario recordarles que los niños, excepto en los que medie una estricta educación al respecto, muchas veces no son conscientes de su propia desnudez y no puede por tanto, escandalizarles la desnudez ajena.
Por otra parte, me pregunto, porque pueden estacionar sus veleros en la arena como si de una propiedad suya se tratase sin que nadie quiera explicar el porqué de esta conducta. Otro involucrado el conocido como “Hotel Vela” ha comentado con su seguridad privada que mientras los nudistas no entren en su playa, no se les inoportune. Que solo les indiquen que pueden estar en la playa de Sant Sebastiá, dado que son los municipales quienes han de echarles. Estamos por tanto en una playa muy especial que tiene dos dueños el Hotel Vela y un club de natació.
Mientras la Policía Portuaria señala que no tiene ninguna instrucción respecto a los nudistas, son miembros de los Mossos d’ Esquadra y de la Guardia Urbana quienes “en cumplimiento de su deber” de momento les advierten e indican que luego tomarán medidas.
Se pone el bañador o se va de la playa.
Hace unos días, caminando por el paseo pude comprobar como guardias y mossos “barrían” la playa en cuestión. Digo “barrían” no en un sentido metafórico, si no porque uniformados formaban una línea que avanzaba de forma conjunta uno por la orilla del agua, otro por el medio de la arena un tercero muy cerca del paseo y otro por el propio paseo. Pese a lo obvio, cuando terminaron, les pregunté por que obligaban a los nudistas a ponerse sus bañadores. No tuvieron ningún empacho en comentarme que antes no tenían instrucciones pero que desde hacía muy poco tiempo las cosas habían cambiado, que ahora ateniéndose a las ordenanzas, no podían permitir nudistas en esa playa. Alegaron que ellos mismos recibían múltiples quejas por parte de los usuarios respecto a esta situación.
Quise hacer constar mi queja del trato que recibían los nudistas dado que jamás había visto tal despliegue policial en ninguna de las playas en las que he estado y tuve por respuesta que ellos no pueden recibir quejas verbales, aconsejándome que lo hiciera por escrito. Acto seguido entraron en una pequeña oficina que limita con el aludido club de natación y que al parecer comparten la Policía Portuaria y Medio Ambiente.
Es evidente que el Señor alcalde puede, si quiere, obligar al cumplimiento estricto de la normativa pero al menos ha de asumir por respeto a los ciudadanos nudistas consuetudinarios (más de 30 años) en la playa, que ya no permite que estén allí y lo ha de hacer y decir públicamente para que los bañistas nudistas no tengan que soportar ningún tipo de vejación pública. Así logrará que le aplaudan sus votantes y que aquellos que no lo hemos hecho, tengamos al menos la posibilidad de comprobar como vulnera su promesa, previa a la contienda electoral, de que su talante era progresista.
Más de treinta años de normal convivencia, a mi juicio, no pueden ser despreciados con tal intolerancia. Resulta que lo que fue una conquista democrática está siendo escondida bajo el triste epitafio de unos servidores públicos que advierten “se pone el bañador o se va de la playa”.
1 comentario:
Esta batalla, por ahora,
la hemos ganado. La presión de asociaciones, medios de comunicación y el apoyo de un partido político hizo que la playa de Sant Sebastiá pudiera seguir siendo, como lo ha sido desde la muerte del dictador, un ejemplo de convivencia entre la comunidad de nudistas y el resto de la ciudadanía.
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