15 ene 2010

LGBT - Deportes - España y el futbol.


Los Dogos en el Mundial de Futbol-gay.

España - Futbol, el armario mejor cerrado.

Fuente: (XEGA)
Diario El Comercio 30/12/2009
Artículo de Pío García.

Hace diez días, Gareth Thomas, jugador de rugby galés, cruzó la última frontera. Escogió un periódico británico (el 'Daily Mail'), tragó saliva y resumió su vida en dos palabras: «Soy gay». Al decirlo, notó cómo su conciencia se liberaba de un peso de décadas, mientras tres imágenes pasaban por su cabeza. Recordó su adolescencia de joven deportista, cuando quiso dedicarse por entero al rugby e intuyó, pero no aceptó, que era homosexual. Recordó su matrimonio, cuando creyó enterrar sus fantasmas en el regazo de una guapa mujer, Jenna, a la que amaba «profundamente». Recordó, en fin, su divorcio, cuando, entre lágrimas, reveló a su aterrada esposa -que acababa de sufrir el tercer aborto- que era homosexual y llevaba una doble vida.

Y quizá entonces también se le cruzara por la mente, como un amargo relámpago, la historia de Justin Fashanu, el primer deportista británico que reconoció públicamente su homosexualidad.

La homosexualidad sigue siendo tabú en el deporte. Ni un solo futbolista de élite se ha declarado gay, un difícil paso que acaba de dar el jugador de rugby galés Gareth Thomas

Fashanu, londinense de origen nigeriano, salió del armario en 1990, en una entrevista concedida al diario 'The Sun'. Jugaba entonces en el Leyton Orient de la capital, aunque sus mejores días, cuando militaba en el histórico Nottingham Forest, ya habían pasado. Tras su confesión pública, la vida de Justin Fashanu se hundió en un torbellino de desgracias: su propio hermano John, también futbolista, lo rechazó por ser «un paria», algunos compañeros lo trataron con desprecio, los aficionados rivales se cebaron con su condición sexual y él se vio obligado a cambiar continuamente de equipo y de país: jugó en Canadá, en Escocia, en Estados Unidos y, finalmente, en Nueva Zelanda. En 1998, cuando apuraba su carrera futbolística, un joven americano de 17 años le denunció por abusos sexuales. Justin Fashanu jamás fue detenido, pero ya no pudo soportar más humillaciones: apareció ahorcado en su casa londinense. Tenía 37 años.

La triste aventura de Justin Fashanu revela lo mucho que la sociedad ha cambiado en diez años. Los homosexuales han ganado visibilidad en todos los ámbitos y ya casi nadie se espanta porque haya políticos, jueces o incluso militares que se proclamen gays. Ciertos deportes, sin embargo, se han convertido en la última frontera: territorios todavía hostiles para los homosexuales, que prefieren ocultar su auténtica personalidad para ahorrarse disgustos o incluso para no perder oportunidades de trabajo. Cómo evitarlo si se escuchan voces como la de Luciano Moggi, ex director general de la Juventus y hasta hace unos meses dueño absoluto del fútbol italiano, que asegura que jamás enrolaría a un gay en su equipo. Esa misma amenaza, aunque no siempre expresada verbalmente, hace que casi ningún jugador de fútbol, baloncesto o rugby haya dado aún el paso que hace diez días se atrevió a dar Gareth Thomas.

La NBA es un buen ejemplo. Sólo una estrella, el pívot inglés John Amaechi, ha conseguido salir del armario. Ex jugador de Cleveland, Orlando y Utah, esperó a su retirada para anunciar públicamente su homosexualidad. Lo hizo en su autobiografía, titulada 'Man in the middle' ('Un hombre en medio'), y su revelación causó estupor. Hasta el punto de que un conocido jugador, Tim Hardaway, estrella de los Miami Heat, estalló en un programa de radio: «Odio a los gays; no caben en Estados Unidos ni en el mundo». Sus insultos espontáneos, aunque luego tibiamente rectificados, hicieron que la NBA lo excluyera del 'All Star' de aquel año, para el que había sido seleccionado. Amaechi agradeció irónicamente la «sinceridad» de Hardaway, más bruto y menos sibilino que otros jugadores igualmente homófobos. En cambio, el gigante inglés siempre guardará en su corazón los apoyos expresos de Grant Hill, Shaquille O'Neal o Charles Barkley, que espetó a los periodistas curiosos: «Eso no debería ser asunto de nadie».

Si el baloncesto tiene a John Amaechi y el rugby acaba de ganar a Gareth Thomas, el fútbol aún espera su mesías. El malogrado ejemplo de Justin Fashanu y las ideas cavernícolas de Moggi acobardan al más valiente, aunque el mandamás de la FIFA, Sepp Blatter, haya reconocido que en el fútbol «existe homosexualidad».

La frase de Blatter no tendría por qué sorprender: al menos estadísticamente, sólo en la Primera División española deberían militar entre 20 y 40 jugadores homosexuales. Pero prefieren callar. «El entorno lo dificulta», responde Antonio Poveda, presidente de la Federación Estatal de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales. «Por supuesto que los hay, pero cuesta muchísimo reconocerlo públicamente por esa homofobia ambiental. Ciertos deportes venden un modelo de masculinidad y eso lo complica todo».

La revista 'Zero', icono del movimiento gay en España, ha contribuido a sacar a la luz pública a homosexuales en el ejército (el teniente coronel Sánchez Silva), en la política (el eurodiputado José María Mendiluce), en la iglesia (el sacerdote José Mantero), en la guardia civil (el agente Joan Miquel Perpinyá) o en la televisión (el presentador Jesús Vázquez)... Pero se ha estrellado contra el fútbol. «Una causa perdida», lamenta su editor, Miguel Ángel López. La revista estuvo a punto de revelar el nombre de un futbolista muy conocido, pero el protagonista prefirió esperar a otro momento. Un momento que quizá no llegue jamás. Y eso, según Antonio Poveda, sería una lástima: «El hecho de que un futbolista saliera del armario ayudaría a combatir mentalidades reaccionarias porque, en el imaginario colectivo de muchos hombres, no cabe la idea de que haya un futbolista gay».

Quizá la decisión de Gareth Thomas ayude a limpiar las telarañas de muchos prejuicios. «En según qué profesiones (fútbol, rugby, toros) que se consideran heterosexuales, uno tiene miedo a la marginación, al rechazo, al estigma. Eso forma parte de la homofobia de la sociedad en la que vivimos», alerta el psicólogo Manuel Ángel Soriano.

De momento, la experiencia de Thomas parece positiva. Dos días después de anunciar la noticia, su equipo, el Cardiff Blues, jugaba un partido en la cancha del Toulouse francés. Gareth Thomas, el jugador que más veces ha vestido la camiseta de Gales, empezó el encuentro en el banquillo y salió al campo en el minuto 72. Recibió una gran ovación. Tal vez esos aplausos hayan enterrado para siempre el amargo recuerdo de Justin Fashanu. Tal vez esos aplausos ayuden por fin a los homosexuales a abrir el armario mejor cerrado.

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