Este es solo uno de los muchos ejemplos con los que se puede evidenciar la nula presencia de la población homosexual de mas de 65 años dentro de la comunidad GLBT. Y que este hecho, mas allá de las consideraciones sobre la estética o los referentes colectivos, lleva parejo el desprecio hacia una parte muy importante de nuestra comunidad.
Porque haciendo un calculo rápido veremos que en España estamos hablando de aproximadamente 270.000 personas (el 10% de la población masculina de mas de 65 años), lo que equivale a toda la población de La Rioja.
270.000 personas que vivieron en su juventud una de las peores etapas de represión franquista contra la homosexualidad, cuando la Ley de Vagos y Maleantes (1954) y posteriormente la Ley de Peligrosidad Social (1970) penaban la homosexualidad con la reclusión.
270.000 personas que sufrieron en primera persona los inicios de la crisis del SIDA, cuando la palabra gay significaba ante toda la sociedad ser enfermo, y lo que es peor, ser una amenaza para los demás. Un momento en el que además, se desconocían las vías de infección, y donde todo eran miedos.
270.000 de las cuales quizá 60.000 son seropositivas, y que una parte importante ha padecido en carne propia los agresivos tratamientos antirretrovirales de los inicios. Y que, dada su propia historia, no han podido compartir con otros esta realidad, ya que antes no habían "salido del armario".
270.000 ancianos, un 11% de los cuales sufre tres o más discapacidades y aproximadamente una cuarta parte presenta algún tipo de dependencia, que llega hasta el 60% en los mayores de 80 años.
270.000 personas que en la mayoría de casos no tiene una red familiar que les acoja cuando no se pueden valer por sí mismos, y que con probablemente tendrán que ingresar en alguna residencia de ancianos regentada por la iglesia donde, una vez mas, tendrán que esconder su condición sexual.
Y lo que es peor, 270.000 ancianos que son ignorados y hasta mal vistos en los espacios de ocio gays. Espacios que por cierto, han sido conquistados en gran parte gracias a los esfuerzos de una pequeña pero muy destacada parte de gays que hace mas de 20 años pusieron los pilares para que hoy todos vivamos el momento de mayor libertad y respeto hacia la comunidad gay que jamás se ha conocido en España.
Pero claro, lo que hoy realmente parece importar es tener un cuerpo de gimnasio, lucir la ropa de los diseñadores de última moda y utilizar cremas de las mejores marcas comerciales, precisamente con el objetivo de luchar contra el envejecimiento.
¿Es hoy la comunidad GLBT algo mas que un espacio de ocio y un modelo de consumo? ¿Tenemos un sentimiento de colectivo a partir del cual defender un modelo de sociedad en el cual la libertad y la igualdad sean los pilares fundamentales? La respuesta nos la dará la capacidad que tengamos, de forma colectiva, para dar una respuesta rápida y eficaz a los problemas y necesidades que hoy tienen uno de cada cinco gays de España, que es precisamente el porcentaje de homosexuales de la tercera edad respecto a nuestro colectivo.
Aunque posiblemente algo tarde, la FELGT y Gais Positius han iniciado este camino con sendos estudios sobre la realidad de la comunidad de ancianos homosexuales, complementado con la propuesta de la Fundación Arena para crear una residencia de la tercera edad y por las actividades del Casal Lambda con el grupo Aeneas. Pasos tímidos, pero meritorios precisamente por abrir un debate inexistente hasta ahora.
Por una vez, seria justo que estas 270.000 personas no tuvieran que ser los últimos en padecer una discriminación, sino los primeros en disfrutar de los avances de la igualdad de derechos, en especial aquellos que son seropositivos. Hoy está en las manos de todo el colectivo GLBT que haya vida, y de calidad, más allá de los 60.
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