Portada
del DIARIO ELCORREO (20/05/2012).
«Las madres también debemos salir del armario»
Fuente:
elcorreo.com
20/05/2012
Artículo
de IRENE LARRAZ.
La
Rioja congrega a la Asociación de madres y padres de lesbianas,
gays, transexuales y bisexuales (AMPGIL).
El
'qué dirán', la duda de si así serán felices, los que creen que
«es una enfermedad», entre las mayores preocupaciones de los padres
de homosexuales.
Asisten
delegaciones de Cataluña, País Vasco, Navarra, Aragón, Castilla y
León y La Rioja.
¿Ya lo saben tus padres?', '¿te
han aceptado?', '¿vais de la mano por la calle?', 'Es hetero, pero
le tolero'. Ese tipo de comentarios, pero a la inversa, y durante
toda la vida, ha tenido que estar escuchando Roberto Carreras, que
ahora comparte con ironía. Junto a él, Marisa Fernández, prepara
la concentración que aguarda en su casa de Yagüe para reunir a la
Asociación de madres y padres de lesbianas, gays, transexuales y
bisexuales (AMPGYL).
Se cumple la paradoja de que en La
Rioja sólo tres mujeres de la asociación se convierten en las
madres de los 50 socios riojanos que tiene la asociación de Gays y
Lesbianas de aquí (GYLDA). «Las madres también tenemos que salir
del armario», cuenta Marisa. «Aquí en La Rioja parece como si no
hubiese padres de gays, como si fueran huérfanos. Y yo, saliendo mi
hijo de mi armario, lo que no voy a hacer es quedarme en él»,
agrega Violeta Puerta. «A veces se piensan que nuestros hijos son de
otro planeta. Yo soy de la asociación y se sabe en el barrio, y hay
vecinos que me preguntan por mi hija, pero no por mi hijo». Roberto
cuenta cómo son los propios padres los que no entienden a sus hijos,
tardan en asumir que ya nadie les va a señalar por la calle o les
van a decir que su hijo es un enfermo.
Entre los prejuicios con los que
acuden los padres en busca de ayuda, destaca tres: el qué dirán, si
su hijo va a ser feliz o si la homosexualidad es una enfermedad.
«¿Cuesta hoy en día salir de la mano con su pareja gay en
Logroño?», le pregunto a Roberto. «¿A ti (que eres 'hetero') te
cuesta?», le replica a Marisa. A nivel legal se han hecho avances,
afirman, pero la barrera social es la más difícil de derribar,
mientras todavía persiste mucha discriminación hacia los
transexuales o incluso algunos ginecólogos todavía tienen barreras
para tratar a lesbianas, explica Roberto.
Obviar el 'qué dirán'
«Arrastramos muchos años de
historia negra, de prejuicios, de falsos mitos, y también mala fama.
Aunque no se cuenta, sigue habiendo gente a la que le pegan palizas,
hijos a los que les echan de casa, amigos que les dejan de hablar, lo
que pasa es que ahora es más bonito contar que se han casado o que
han tenido un hijo». Pueblo pequeño, infierno grande, dice el
refrán. Para Roberto, irse a estudiar afuera fue una «liberación;
descubrí y me descubrí». Reconoce que en Logroño «la gente se
vuelve pero no dice nada» cuando dan muestras de afecto en público.
«Genera curiosidad verlo en directo».
Tanto Marisa
como Roberto reclaman que se vea con normalidad. Para ello, además
imparten charlas en centros educativos,
donde han percibido un cambio. «Antes tenían referentes, los gays
que conocían eran actores o famosos; ahora todos conocen o tienen
algún amigo, lo tienen más cerca y comienzan a verlo como algo que
les es propio, no ajeno, y eso lo hace más real».
Algo similar pasa con los padres,
aseguran. «Más o menos los padres tienen la idea de lo que va a ser
la vida de sus hijos. Entonces, no es que se opongan, es simplemente
que les rompes esa estructura de futuro que tenían para ti. Hay
padres más rígidos, y otros que giran el timón y se enfocan en lo
que su hijo quiere en la vida, pero igual que padres que se empeñan
en que tienes que estudiar medicina cuando tu quieres ser zapatero».
La sensación de normalidad, de
igualdad de condiciones, el reclamo anhelado, sobreviene cuando «te
enteras que alguien le ha dicho a tu padre que te han visto con otro
chico y tu padres les responde 'sí, y qué'». Marisa recuerda con
soltura cuando una vecina le preguntó que cuándo se casaría su
hijo y ella respondió: «Igual ahora con lo de la ley sí se puede
casar».
Reconocen
que incluso a la hora de preguntar por los hijos homosexuales «hasta
las palabras normales no salen». Roberto recuerda cómo después de
llevar varias veces a su pareja a casa de sus abuelos un día al
despedirse este les dijo 'a ver si os echáis novia'. Pero no se le
olvidan las palabras de su madre cuando le dijo que era gay: «Yo
quiero que tu seas feliz; a mi me va a costar más o menos trabajo
hacerme a la idea, pero tu tienes que ser feliz».
LAS REACCIONES.
«Los jóvenes
han pasado de tener referentes en famosos a verlo como algo propio y
más real».
Desde la
asociación reclaman que la homosexualidad sea vista con más
normalidad Roberto
reconoce que en Logroño la gente se gira al ver una pareja de gays
de la mano «por curiosidad».
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