Desde la 12ª y de nuevo en la 15ª Conferencia Mundial sobre el Sida, celebrada en Bangkok (Tailandia) se puso de manifiesto, que las epidemias de tuberculosis (TB) y la de VIH están íntimamente entrelazadas. Hace ya años, quedó demostrado que la epidemia de VIH/SIDA afecta de forma creciente a las poblaciones vulnerables (pobres) que soportan, por tanto, los índices más elevados de TB.
Una alianza peligrosa.
Por otra parte, las estrategias de tratamiento para el vih se parecen cada vez más a las establecidas para el tratamiento de la TB. En todo el mundo, la TB es una de las primeras causas de mortalidad en las personas con defensas debilitadas. Desde 1993, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye la TB entre las enfermedades oportunistas que tipifican un diagnóstico de Sida. Si la infección por TB es previa, el vih incrementa el riesgo de desarrollar una TB activa. Las personas seropositivas pueden experimentar una progresión más rápida de la TB. Se atribuye este hecho a la disminución de la actividad de las células defensivas. Se admite que el tratamiento antirretroviral combinado puede producir una mejoría clínica de la TB, en quienes presentan una coinfección.
Particularidades.
La TB es una enfermedad muy contagiosa, producida por un bacilo denominado “de Koch” en homenaje a su descubridor. Todo el organismo puede ser atacado por este bacilo, aunque es la afección pulmonar, la más frecuente y prácticamente la única que resulta contagiosa. Se contagia fácilmente, basta con un beso, o el compartir objetos de uso doméstico. Incluso por las micro-partículas de saliva que se expulsan al hablar, al estornudar, toser, llorar, cantar o reír. Los más expuestos son aquellos que han estado en contacto con una persona enferma en fase activa. Las personas infectadas solo pueden ser identificadas si se les practica la prueba de la tuberculina. Si el resultado es positivo, será necesario realizar una radiografía de tórax para determinar si se está ante una persona enferma o que ha estado en contacto con alguien infectado. Según el caso, el médico recetará un tratamiento para curar o para prevenir. Si la radiografía de tórax es normal, no existe riesgo de contagio.
Profilaxis
· 1. La TB es una enfermedad muy contagiosa, que puede tratarse. Se cura cumpliendo de forma estricta con el tratamiento prescripto.
· 2. Si se sigue el tratamiento recetado de forma rigurosa, la persona afectada de TB deja de ser contagiosa, una vez transcurridas 2 o 3 semanas.
· 3. Una persona puede haber estado en contacto con el bacilo de la TB (prueba de la tuberculina positiva), pero si su radiografía de tórax es normal, no puede contagiar.
· 4. De las personas infectadas y que no han desarrollado la enfermedad, solo las más jóvenes tendrán que seguir un tratamiento preventivo.
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